viernes, 5 de febrero de 2010

fRagmentoS de la ReGenta! de lOrena

Ana había resuelto acercarse también, levantar el velo ante la red de
tablillas oblicuas, y a través de aquellos agujeros pedir el perdón de Dios
y el del hermano del alma, y si el perdón no era posible, pedir la peniten-
cia sin el perdón, pedir a fe perdida o adormecida o quebrantada, no sa-
bía qué, pedir la fe aunque fuera con el terror del infierno... Quería llorar
allí, donde había llorado tantas veces, unas con amargura, otras sonrien-
do de placer entre las lágrimas; quería encontrar al Magistral de aquellos
días en que ella le juzgaba emisario de Dios, quería fe, quería caridad... y
después el castigo de sus pecados, si más castigo merecía que aquella
obscuridad y aquel sopor del alma...

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